Catherine fue la primera en bajar de uno de los dos carruajes con la ayuda del cochero.
—Espero que no lleguemos tarde. Hubo un pequeño problema con nuestros carruajes al ser notados en el camino. Tuvimos que tomar otra ruta pero llegamos —explicó Catherine.
Rosa enlazó su brazo con el de Zayne y caminó hacia los carruajes. —Llegan justo a tiempo.
Catherine suspiró aliviada. —Gracias a Dios. Mi hija viajó conmigo mientras que el rey y la reina iban en el otro carruaje. Paige, conoce a la esposa de Zayne.
—Ella existe —dijo Paige, saludando con la mano frente a Rosa—. ¿Te golpeaste la cabeza allí afuera, Zayne? Esto no te parece.
—Quisiera decir que es bueno verte pero no tengo ánimos para empezar a mentir aquí —respondió Zayne, deseando tener algo para taparle la boca a Paige y hacerla callar.
Paige ignoró a Zayne y se dirigió a Rosa, la estrella de la noche. —¿Cómo te enamoraste de él? Es un bruto.
—¡Paige! —exclamó Catherine sobresaltada.