—El vestido te queda encantador. Nunca lo he usado antes, así que es como si estuviera esperando por ti. Espero que no te importe que pregunte, pero has mandado a las criadas fuera. Estaban aquí para ayudarte ya que no quería hacerte sentir que te estaba agobiando demasiado, ¿por qué? —preguntó Madeline, curiosa.
—No estoy acostumbrada a que alguien intente bañarme o haga cada pequeña cosa que me concierne al prepararme para la cena. Puedo hacerlo por mí misma y no me molesta que siempre estés a mi lado. Lo disfruto —dijo Rosa, alejándose del espejo para enfrentarse a Madeline.
—Tomaré nota de eso y ofreceré mi ayuda para vestirte. A veces es una molestia cuando tienes que arreglarte para cenas o bailes. Créeme, necesitarás ayuda entonces. No deberíamos hacer esperar a los demás —dijo Madeline, extendiendo su mano hacia Rosa.
—Rosa aceptó la mano de Madeline, ansiosa por caminar juntas. ¿Está Anna bien descansada ahora?