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—Está hecho. Pensé que sentiría algo mejor después, pero me siento igual que antes. Quizás me sienta diferente cuando despierte mañana. Si tan solo pudiera ver el burdel vaciarse —dijo Rosa.
Ella no amaba el fuego como a menudo decía Zayne, pero le gustaría prenderle fuego al burdel para que ninguno de los parientes de Graham pudiera ocupar su lugar y comprar más chicas para usar allí. El ciclo debe terminar aquí.
—Sé que no debo escabullirme para ir ahí —agregó Rosa antes de que Zayne pudiera advertirle nuevamente. No era tan curiosa. —Tu habitación ya está preparada para cuando quieras ir a dormir. Puedo calentar agua si necesitas bañarte.
—No me quedaré aquí. Hay algunas cosas que debo hacer urgentemente en el campamento. Volveré en dos días —respondió Zayne.
—Ah, claro. Solo viniste a darme mi papel. Me parece un poco mal que te vayas sin llevar algo de comer para el viaje de vuelta. Cortaré algo de fruta para ti —ofreció Rosa, apagando primero el fuego.