Zayne movió su mano de al lado de la cabeza de Rosa para dejarla entrar en la habitación. Tal vez había ido demasiado lejos con su última pregunta. —Olvídalo, Rosa. Necesitamos empezar tus lecciones.
—Me has traído una manera de ser feliz así que diría que sí —respondió Rosa, mirando hacia el suelo—. Has hecho más de lo que otros jamás hicieron y eres amable al enseñarme, haciéndome feliz. Lamento si no expreso bien que estoy agradecida por lo que has hecho.
Rosa levantó lentamente la cabeza ahora que había terminado de responder a Zayne. Sentía la necesidad de ponerse de puntillas debido a la diferencia de altura. ¿Tenía Zayne problemas para entrar en algunas habitaciones? —¿Fue mala mi respuesta? —preguntó.
Zayne la miraba como esperando escuchar más. Rosa no sabía qué más decir. ¿Tenía que decirle que era terrible hablando con alguien? Normalmente se mantenía para sí misma y solo recientemente había hablado tanto con otros.
—No —respondió Zayne, caminando adelante de Rosa.