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Avril una vez reflexionó sobre este asunto ella misma.
No solo cuando estaba salvando al anciano Mo, sino también cuando estaba salvando a Sun Mengmeng, había encontrado dudas y negaciones.
Ya era bastante malo que sus esfuerzos por salvar vidas no fueran apreciados; ser malinterpretada era echar sal en la herida.
Ella era un humano, no un dios.
Por supuesto, se sentiría agraviada.
No obstante, no importa cuán agraviada se sintiera, no lamentaba salvar vidas.
Porque desde el día que decidió convertirse en doctora, había prometido a su madrina que, sin importar lo que sucediera, siempre priorizaría salvar vidas.
Después de encontrarse con su mirada resuelta, Avril parecía algo perdida.
Después de un largo rato, logró una sonrisa amarga —Ahora entiendo por qué el gerente general Chen dijo que soy inferior a ti. Porque, no tengo una fortaleza interior tan fuerte como la tuya.