—¿Qué haces aquí? —preguntó Xander, ya sintiendo la presencia de esa persona.
—Vine a verte —respondió la persona—. ¿Está mal ver a mi hijo?
—Hace tiempo que renunciaste a mí como hijo, así que no deberías llamarme así, señor Wallace —contrarrestó Xander.
Su voz estaba desprovista de cualquier calor o apego, un tono hueco destinado a un extraño, no a un padre. Detrás de él, su padre observaba con una leve sonrisa burlona en los labios, como si le divirtiera la distancia entre ellos.
—No deberías hablarle así a tu padre, Xander —dijo el señor Wallace, acercándose hasta quedar directamente frente a él. Intercambió una mirada cómplice con Bruce, un mensaje silencioso que pasaba entre ellos antes de volver su mirada hacia Xander—. Vine a felicitarte por tu reciente publicación. Ella se lo merecía todo.