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26.92% ALMAS DE FUEGO / Chapter 7: CAPÍTULO 6: NUEVOS AMIGOS, ETERNO ENEMIGO

Kapitel 7: CAPÍTULO 6: NUEVOS AMIGOS, ETERNO ENEMIGO

"Siempre me vas a querer. Yo represento para ti todos los pecados que nunca has tenido el coraje de cometer."

AINHOA

Desperté un poco antes de lo normal, me estiré como pude y solté un bostezo; cogí el uniforme, una túnica y mis cosas de baño. Me aseguré de que todas dormían aún y me metí al baño, me permití estar durante un largo rato ahí sintiendo como el agua caliente relajaba cada uno de mis músculos; estaba tensionada y algo ansiosa, me quedé ahí sin hacer nada hasta que el agua comenzó a salir fría, entonces me apresuré en terminar mi tarea y salir de la ducha. Me cambié muy rápido y con magia decidí que hoy llevaría mi cabello liso y con cerquillo, era negro y con las puntas en mechas de color castaño claro; salí del baño y las chicas recién despertaban, sonreí cordialmente a todas y guarde mis cosas en el baúl.

-Hola, anoche no pudimos presentarnos.- Una chica de cabellos negros y ojos marrones me saludaba alegremente, su piel era blanca como el marfil.- Mi nombre es Lucretia Black.- Me estiro la mano y la tome.- La de ahí.- Dijo señalando a una chica de cabellos rizados, negros como los suyos, piel morena y ojos negros.- Ella es Walburga Black, mi prima.- La aludida soltó un bostezo y saludó con la mano, hice un leve asentimiento y regresé la mirada hacia Lucretia.- Mi hermano es Orión, seguro lo conocerás más tarde.- Sonreí por cordialidad y ella se metió al baño seguida de su prima. Así que ahí tenía a los padres de Sirius, bien primera pareja que no debo separar o en la que no debo intervenir.

-Soy Anastasia Greengrass. - Era una chica de cabellos castaños claros, piel bronceada y ojos verdes. - Un placer. - Estreché su mano y sonreí, ella era pariente de una de las niñas que lucho conmigo en la batalla.

-Ainhoa Grindelwald. - Ella sonrió y asintió. - Es mejor que te bañes, sino llegarás tarde al desayuno. - Se encogió de hombros y sonriendo entro en el baño. Caminé hacia la puerta y bajé las escaleras, había un grupo pequeño en la sala común, compuesto por varones, uno de ellos era Riddle.

-Grindelwald. - Saludó con una inclinación de cabeza.

-Riddle. - Escupí el nombre como si se tratara de veneno, los demás chicos me miraban con curiosidad. - ¿Tengo monos en la cara?

-Abraxas Malfoy. - Saludó un rubio platinado de ojos azules y piel blanca, sonreí al escuchar su apellido. Hice una inclinación y él también me sonrió, definitivamente tenía la misma aura que su nieto, podía confiar en él, aunque fuera uno de los primeros mortífagos de Riddle.

-Evander Avery. - Su apellido causó un estremecimiento en mí al recordar a uno de los mortífagos con el mismo apellido, fue quien me dio el primer crucio de mi vida. Observé su alma y estaba rodeada de un color azul como la noche, era astuto y fiel, no me trasmitía lo mismo que el alma de aquel monstruo de mi época.

-Orión Black. - Saludó con picardía y me guiñó un ojo, todos pusieron los ojos en blanco y solo me reí. Su aura era como la de Sirius y se parecían mucho físicamente. Tenía el cabello negro hasta los hombros, los ojos del mismo color y la tez bronceada; le sonreí con calidez.

-Acabo de conocer a vuestra hermana y prima. - Asintió y me dijo que tuviera cuidado con no caerles mal porque si no me harían la vida imposible. - Sé defenderme muy bien. - Me encogí de hombros y aseguró que seríamos muy buenos amigos, no lo dudo pues con su hijo y los gemelos le habíamos hecho muchas bromas a la señora Molly.

-Anthony Dolohov. - Era tan alto como Riddle, su figura era imponente y era guapo. Tenía ojos color caramelo, de tez bronceada y cabello castaño claro peinado con gracia y algunos mechones caían sobre sus ojos dándole un aire relajado. A simple vista era serio, pero por su alma sabía que era tan juguetón como Orión.

-Evan Rosier. - Tenía cabellos marrones, ojos celestes y tez broceada; hizo una inclinación de cabeza y sonrió. Debería tener cuidado con este ya que su aura era negra y en definitiva no tenía nada bueno en él, como si solo pensara en hacer daño a los demás.

-Leonardo Nott. - Sus ojos y cabellos eran color avellano, su piel era blanca y tenía una sonrisa encantadora; me trasmitía fidelidad y fuerza.

-Augustus Mulciber. - Era un chico corpulento de voz ronca, tenía un buen físico y mediría al menos un metro setenta, sus cabellos eran negros al igual que sus ojos y su piel era como el marfil. La sangre se me hizo hielo en las venas, era un ser morboso, irrespetuoso, grosero y lleno de malicia. Al igual que Rosier, su aura era completamente negra. - Eres muy bonita ¿te lo han dicho? - Orión y Anthony se miraron con preocupación, Malfoy se tensó en su lugar, Riddle lo miraba sin ninguna expresión en el rostro y los demás miraban hacia otro lado. - Habría que probarte. - Sonrió con suficiencia y malicia, sus palabras hicieron que me hierva la sangre en las venas.

-Un placer conocerlos. - Me giré sobre mis talones y me dispuse a caminar, pero algo hizo que me quedara estática en mi lugar.

-Tienes un buen culo. - Sentí como una palma impactaba con fuerza en mi nalga derecha, me giré con la varita en la mano y desconociendo a todo el mundo.

-Levicorpus. - Susurré para que nadie más escuchara, no podía dejar que nadie oyera estos encantamientos ya que aún no habían sido inventados. - Sectumsempra. - estaba levitando de cabeza y con varios cortes en el pecho, gritaba jadeante de dolor. - Óyeme bien, Mulciber. - Su rostro estaba rojo y me miraba con miedo y dolor, los demás nos observaban expectantes. - Tú vuelves a tocarme o mirarme y te juro que será lo último que hagas en lo que te queda de vida. Yo te mato. - Apunté con la varita a su frente y él cerró los ojos. - ¿Entendido? - Asintió, lo dejé caer de golpe en el suelo y detuve la hemorragia. - ¿Alguien más? - Orión y Anthony estaban rojos tratando de reprimir una carcajada al igual que Abraxas, el resto me miraba con respeto y Riddle, él miraba a Mulciber en el suelo con expresión neutra.

-Te acompaño al gran comedor. - Dijo sin levantar la vista del bulto que era Mulciber, lo miré con odio y negué.

-No es que disfrute mucho de tu compañía. - Dije sin ocultar mi mala leche al futuro mago tenebroso. - Puedo sola.

-Como quieras Grindelwald. - Respondió sin mirarme, aún con la vista fija en su lacayo. Gracias a Merlín que no me había preguntado sobre los hechizos que había usado.

-Nosotros también vamos hacía allá. - Dijo Orión aun reprimiendo la risa, señaló a Dolohov y este asintió en las mismas circunstancias que Black. - ¿vamos? Prometemos no tocarte, pequeña víbora. - Sonreí por el apodo y asentí, cada uno me ofreció un brazo y tomando su ofrecimiento nos fuimos de allí quedando yo en medio de los dos. Una vez que atravesamos el cuadro, los dos se destornillaron de la risa.

-Por Merlín. - A Orión le costaba cada vez más respirar, se cogió el estómago con su brazo libre. - Joder, su cara fue épica. - Ambos se miraron y soltándome siguieron riéndose, solo podía observarlos.

-Nadie lo había enfrentado, casi todas las chicas lo dejan tocarlas. - Anthony se enderezó y fue respirando hasta que su carcajada se volvió una leve sonrisa. - Ni Riddle salía de su asombro. - Dijo volviendo a ofrecerme su brazo, junto con Orión.

-En definitiva, tienes que unírtenos. - Dijo Black cruzando su brazo con el mío y emprendiendo el camino con nosotros.

- ¿Con Riddle? - Arrugué la nariz. - No gracias, prefiero ser solo su amiga.

-Tanta mala leche ni se nota. - Dijo Dolohov cuando llegamos a la puerta del Gran Comedor.

-Pues no. - Me encogí de brazos soltando una risita y él sonrió. - Ustedes son sus amigos ¿No?

-Tampoco. - Respondió Orión algo más serio. - Se cree superior a todos y siempre está ordenándoles que hacer a esos cinco. - Puso los ojos en blanco.

-Pues entonces sí que seremos amigos. - Entramos y se sentaron conmigo en el mismo sitio que estuve ayer, Dolohov a mi derecha y Black a mi izquierda. Ambos eran muy graciosos y por un momento olvide quien era, por qué había venido a esta época y mis deseos de venganza.

-Dolohov, ese es mi lugar. - Una voz aterciopelada interrumpió nuestra animada conversación, volviendo inmediatamente mi gesto en una mueca de disgusto. - Muévete. - Levanté la mirada al igual que mis nuevos amigos y observé a un exasperado Riddle tratando de mantener la compostura.

-Hay muchos lugares donde sentarse, Riddle. - dije con cortesía bien disimulada. - No hay necesidad de botar a mis amigos, solo por eso. - Me fulminó con la mirada y yo le sonreí levantando el mentón.

-Pero yo quiero este. - Dijo señalando el lugar que ocupada Anthony, miré al aludido y con Orión nos movimos un lugar para que él se sentara en su lugar. No dijo nada más y se sentó, sonrió triunfante y yo le cambié el lugar a Dolohov, él aceptó restándole importancia.

-Eres un niñato, engreído y malcriado. - Dije en español, mis amigos me observaron confundidos pues no entendían nada, el propio Riddle me observó con cara de pocos amigos.

-No sé qué demonios dijiste, pero ya permití que te fueras con esos dos. - dijo mirando a mis amigos con desprecio, ninguno se amedrentó por su mirada y siguieron escuchando. - Pero tengo que guiarte como una niña pequeña por todo el colegio, hasta que seas capaz de saber cómo llegar tú solita a los lugares que necesites. - Odiaba que me dijeran que era una niña, lo miré con desprecio y esperé a que terminara. Porque sí, él aún no había acabado de hablar. - Así que come rápido, porque no pienso darte en la boquita ni tampoco llegar tarde a mis propias clases.

-Mira, maldito idiota. - Orión sonrió y Anthony se mordió el labio reprimiendo una sonrisa. - A mí nadie me dice niña, no necesito tu ayuda. Te lo dije hace un rato, puedo sola y no me caes. Así que ahórrate tu falsa cordialidad y caballerosidad para los ingenuos que te lo crean, que yo no lo necesito, puedes met...- Anthony me tapó la boca antes de que pudiera terminar la frase y Riddle me fulminó con la mirada, en definitiva, ya me había ganado su odio, pero no me interesaba en lo más mínimo.

-Ten cuidado con cómo me hablas, Grindelwald. - Siseó amenazante, me erguí desafiante y le sostuve la mirada. - Yo no soy Mulciber. - Dicho esto se paró con elegancia y se retiró del gran comedor. Ignoré su amenaza y continué desayunando con mis amigos. Para mi suerte con ellos tenía DCAO, encantamientos, transformaciones, pociones, herbología, apariciones, CCM y astronomía. Ellos hicieron una mueca de disgusto cuando les dije los demás cursos que llevaba; Runas Antiguas, Aritmancia avanzada, alquimia y adivinación.

- ¿Segura que no te volverás loca con todo eso? - Preguntó Orión antes de entrar en al salón de Historia de la Magia, nuestra primera clase.

-Segura, Black. - Dolohov puso su mano en el hombro de Orión y ambos negaron con la cabeza, sonreí y puse los ojos en blanco. Tomamos asiento en una de las mesas vacía al fondo de la clase, después de cinco minutos el aula comenzó a llenarse de alumnos de Hufflepuff y Slytherin.

Las primeras clases pasaron muy lentas, a decir verdad, en pociones logré que Slughorn quedara maravillado con mi talento para las pociones y que ello sacara de quicio a Riddle. Runas Antiguas y adivinación se pasaron muy rápido y al fin me dirigía con Orión y Anthony hacia nuestra última clase.

-Tiene un talento innato para la Runas Antiguas. - Repitió, con voz graciosa, Orión a Dippet cuando nos lo encontramos en el pasillo.

- ¡Joder! - Rodé los ojos sonriendo por sus muecas. - Ya déjenlo. - Entramos a la sala de duelos, al fin DCAO, el último periodo del día. Tomamos asiento en una de las mesas vacías al final del aula, me sentía agotada y solo quería comer e ir a dormir. Poco a poco los alumnos de Slytherin y Griffyndor de quinto curso comenzaron a ingresar al aula, entre ellos Riddle y su séquito. - ¿Es que ni para ir al baño lo dejan solo? - Dije señalando con la cabeza al grupito que se situó dos mesas delante de nosotros.

-Pues no, creo que, si él les pidiera que saltasen al lago negro desnudos, lo harían. - Me imaginé la escena y sentí asco, no sé qué cara puse ya que ambos estallaron en risas. - Exacto. - Una mujer de cabellos blancos que miraban en todas las direcciones, ojos negros y piel bronceada hizo su entrada. Iba toda vestida de negro y su capa era del mismo color ondeando con gracia al tiempo que se situaba en frente de toda la clase. Se presentó diciendo que su nombre era Galatea Merrythought; por supuesto todos la conocían, excepto yo. Dijo que este año debido a la guerra mágica que se estaba desatando en Europa, su curso sería más práctica que teoría, a lo cual todos festejaron.

Comenzó a explicar los tipos de Protego y sus diferencias, ni mis amigos ni yo prestamos atención, yo porque sabía ejecutar todos perfectamente y ellos porque se aburrían.

-Veo señorita...-Se detuvo frente a mí con las manos en la cadera, levanté la vista y le sonreí con cordialidad a modo de disculpa.

-Grindelwald, profesora. - La mujer me observó por unos segundos hasta que decidí hablar. - Lamento haber interrumpido su clase.

-Lo entiendo, pero como a mí no me bastan sus disculpas saldrá al frente a realizar cada Protego que he mencionado y más le vale hacerlos correctamente. - Se dio la vuelta haciendo ondear su capa con cada paso presuroso que daba, me paré sin decir nada y la seguí, mis amigos me miraron preocupados, pero les sonreí indicándoles que todo estaría bien. - Le lanzaré hechizos, ¿preparada? - Me quité la túnica y la dejé en la mesa más próxima que era la de unas chicas de Griffyndor. Riddle había levantado la vista de su libro y cerrándolo se cruzó de brazos para ver la escena.

-Comencemos, profesora. - Me giré hacía ella, se puso en posición de ataque y yo en una que me permitiera protegerme con facilidad, ella sonrió al ver mi reacción y asintió para indicarme que iba bien.

- ¡Confundus!

- ¡Protego! - Un escudo de luz brillante comenzó a rodearme y el hechizo rebotó en él, la profesora se enderezó y diez puntos para Slytherin por haberlo hecho bien.

-Vamos con algo más fuerte. - Dijo. - ¡Sectum!

- ¡Protego Horribilis! - El escudo brilló con mayor intensidad y le sonreí con suficiencia a la profesora, ella volvió a su pose relajada y le dio otros diez puntos a Slytherin. - ¿Puedo sentarme?

-Mmm... veamos cómo le va en un duelo. - Galatea buscó con la mirada y se detuvo en un aburrido Riddle. - Como veo que ambos tienen potencial, quiero ver un duelo entre ambos. - Riddle asintió con una sonrisa siniestra y sus ojos brillaron con cautela, caminó con elegancia y se situó frente a mí. Con un lazo amarré mí ahora lacio cabello en un espiral y me coloqué en posición de defensa, no iba a perder. - Pues, comiencen. - Lo miré por unos segundos y se colocó en la misma posición que yo.

- ¡Expelliarmus!

- ¡Protego! ¡Verdimillious! - La nube de gas verde lo rodeó casi inmediatamente, no se había esperado que me protegiera y atacara al mismo tiempo, comenzó a toser y con un movimiento de varita difuminó la nube, tenía los ojos algo rojos y llorosos, solo sonreí.

- ¡Rictumsempra! - Caí al suelo riéndome por las cosquillas, convoqué un hechizo no verbal rápidamente y volví a pararme respirando agitadamente. - ¡Inmobilus! ¡Furunculus! - Riddle me miraba con odio al tiempo en que yo me enderezaba y hacía una reverencia.

-Tiene que ser más rápido, Riddle. - Este me fulminó con la mirada, me di la vuelta, tomé mi capa y me dispuse a volver a mi lugar. Pero la profesora hizo un ruido con su garganta que me hizo detenerme donde estaba y girarme en su dirección.

-Ya que parece estar muy familiarizada con la clase y que le aburre lo que digo Grindelwald. - No pude evitar poner los ojos en blanco. - Lleve al señor Riddle a la enfermería, luego le preguntaré a Madame Anabela si llegó solo o contigo. - Ambos nos fulminamos con la mirada. - ¿Entendió señorita? - Solté un bufido y me dirigí hasta la puerta.

- ¿También tengo que cargarte Riddle? - Sin siquiera planearlo, toda la clase estalló en risas, el aludido comenzó a caminar y salió echando leches de la sala.

-Maldita idiota. - Susurró al pasar por mi lado. Sonreí al saber que lo ridiculicé ante todos los presentes en DCAO. Había hecho dos amigos, pero también había firmado mi sentencia de muerte con mi eterno enemigo.


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