Feng Daxiang finalmente se dio cuenta de que ninguna de estas personas estaba del lado de Xing Shu. ¡Eran todos parásitos chupasangres! ¡Todos querían aprovecharse de Xing Shu! Sus ojos instantáneamente se tornaron inyectados en sangre y se desplomó.
—¡Director! —Xing Shu se asustó y rápidamente le ayudó a levantarse—. ¡Doctor! Doctor, venga y mire.
El doctor se quedó estupefacto. Aún no había revelado los resultados de la prueba. ¿Cómo podían estas personas parecer saber ya los resultados? No tuvo tiempo de pensar y rápidamente ayudó a Feng Daxiang a entrar en el coche. No era poca cosa que un anciano se desmayara de la ira. Podría sufrir un derrame cerebral y quedar postrado en la cama el resto de su vida.
Xing Shu estaba inquieta, pero aún así intentaba mantener la calma. Sin embargo, sus dedos temblorosos todavía revelaban sus verdaderas emociones. —Llévenlo al hospital. Por favor, llévenlo al hospital inmediatamente.