Nicklaus se quedó paralizado e incapaz de moverse durante un minuto entero, sacudió la cabeza y miró de nuevo, y sus ojos seguían abiertos.
—Hermosa... —su voz tembló mientras daba pasos extremadamente calmados hacia ella, asegurándose de no hacer ningún ruido, temiendo que pudiera haber sido una ilusión.
Cuando llegó a la cama, tocó su rostro, ya no estaba tan frío, había calor en él. Se le llenaron los ojos de lágrimas mientras la abrazaba,
—Dios, cómo te he extrañado, te he extrañado tanto, tanto.
Lloró, besando sus mejillas.
Los ojos de Tiana se movieron débilmente para mirarlo, su cara no tenía expresión, y apenas parpadeaba.
Nicklaus extendió sus manos y presionó el botón de emergencia, sin apartar la vista de ella por un segundo.
No podía explicar este sentimiento. Era como si la vida le hubiera vuelto de nuevo. Era como si hubiera empezado a vivir de nuevo.
En unos minutos, unos médicos corrieron hacia la habitación,