Qiao Nian bajó la cabeza para comer. Al percibir que Lu Zhu la observaba, levantó la vista y se dio cuenta de que él la miraba pensativamente.
Había que saber que la forma en la que Lu Zhu solía mirarla estaba llena de disgusto y alienación.
Por un instante, Qiao Nian se sintió desorientada. Una atmósfera incómoda llenó el aire.
—Ya va a empezar ahora. Seremos oponentes en un rato. ¡No tendré piedad! —Qiao Nian sonrió, rompiendo el impasse.
En vez de responder a Qiao Nian directamente, Lu Zhu preguntó:
—¿Entonces crees lo que dijeron la pareja Qiao?
Qiao Nian se sorprendió ligeramente. Resultó que Lu Zhu seguía pensando en lo que había pasado justo ahora. Se encogió de hombros ligeramente y dijo:
—¡Estoy apenas medio convencida!
Además, la familia Qiao no era de fiar.
—¿Entonces has pensado en buscar a tus seres queridos? —preguntó Lu Zhu, mostrando su preocupación.