—Harper, está bien. No es tan malo como parece —dijo débilmente Elijah, al captar la mirada angustiada en mis ojos—. Me curo rápido y no es como si no lo mereciera.
—¡No lo mereces! ¡Esto fue culpa mía! —exclamé, alterada y enfurecida de que él se estuviera culpando.
—Fallé a Damon cuando no logré vigilarte —insistió Elijah—. Harper, tú no ves el problema porque ahora estás viva y bien. Pero, ¿y si algo te hubiera pasado cuando intentaste escapar?
Permanecí en silencio, dejando que Elijah hablara. Tenía la sensación de que necesitaba sacarlo de su sistema.
—Viste lo que les pasó a Charles y Elena. ¿Y si los vampiros estaban al acecho y te emboscaron cuando estabas sola? ¿Cómo podría Damon perdonarme por tal descuido en mi deber? Eres su pareja destinada, nuestra futura Luna. ¿Cómo podré perdonarme? —dijo Elijah con preocupación.
—No me voy a convertir en la futura Luna —empecé, y los ojos de Elijah se abrieron horrorizados, como si pensara que iba a acabar con Damon.