Anna y Lola caminaban apresuradas por el salón mientras buscaban a Paul. Finalmente lo vieron sentado en un sofá, con los ojos cerrados como si durmiera.
—Paul, Paul —Lola llamó hasta que él abrió los ojos—. ¿Qué hacemos, todas las llantas del coche han sido desinfladas? —Ella habló precipitadamente y Paul se levantó frunciendo el ceño. Cuando los siguió afuera, era cierto, alguien había reventado las llantas del coche, pero ¿quién se atrevería a hacer tal cosa?
Miró a su alrededor, pero no encontró a nadie cerca. —Voy a conseguir a alguien para que lo arregle inmediatamente —dijo Paul rápidamente y estaba a punto de irse cuando Lola lo detuvo.
—No tenemos tiempo para eso Paul, Anna ya llega tarde al desfile —dijo ella mirando la hora. Llegar tarde la descalificaría inmediatamente del desfile.