—Jefe Jack, si aparece de nuevo, solo mételo en la cárcel —dijo Sam, percibiendo la angustia de Jack por tener un ex cuñado tan tóxico.
—Por eso debo regresar a Nueva York —para callarlo. Si lo ignoro, ¡solo aumentará mis dolores de cabeza! —dijo Jack, forzando una amarga sonrisa que reveló su estrés a Bella y a Sam.
—Vale, vámonos... —dijo Sam, caminando adelante—. Nos iremos en el coche de la Jefa Bella. Bryan ya nos está esperando —añadió, señalando al sedán negro aparcado afuera.
Los tres se acercaron al coche.
—Oh, reconozco ese tipo de coche —uno blindado. ¿Verdad, Bella? —Jack la miró.
—Así es, Jack. Mi esposo cree que podría estallar una guerra civil, por eso me compró este coche... —Bella soltó una risita, aún divertida por los pensamientos del sobreprotectorismo de Tristan.