—Lu Ming, si no puedes ganar, no dudes en admitir la derrota. Tus resultados ya son suficientes. ¡Creo que nadie se opondría a que te convirtieras en un zongzi oficial si quedas en segundo lugar! —le dijo Bai Shijin a Lu Ming en voz baja.
—¡Eso es correcto, Lu Ming. Haz tu mejor esfuerzo! —advirtió también Du Songjue en voz baja.
—Señores, no se preocupen. ¡Lu Ming sabe qué hacer! —Lu Ming sonrió levemente.
Parecía que nadie pensaba que él podía ganar. Bai Shijin y Du Songjue lo habían dicho con tacto, pero el significado era obvio. Todos pensaban que no podía ganar. ¡La sensación de ser subestimado por los demás no era agradable! Los ojos de Lu Ming se iluminaron con un brillo agudo.
¿Cómo iba a saber si no luchaba?