—Entonces, ¿cómo has estado? —preguntó Arvina con una pequeña sonrisa en su rostro.
—Bien, no, mejor que bien en realidad, estoy haciendo mejor que nunca —respondió Evane con una sonrisa brillante en su rostro.
Ten en cuenta que Evane era una Princesa, engañarla definitivamente no era fácil. Ella había notado que Arvina no estaba actuando como su yo habitual. Estaba... bueno, era como si estuviera tratando de esconder algo. Sin embargo, Evane no tenía una prueba sólida de eso, además, confiaba en que Arvina no iba a hacerle daño. Es por eso que decidió jugar este pequeño juego. De hecho, puede actuar como una sesión de práctica antes de que realmente juegue estos juegos con todas las demás personas que conozca en el Palacio Real.
—¿Entonces? ¿Por qué irte tan de repente? ¿Alguien te dijo algo? —preguntó Arvina.
Evane la miró y sonrió.