—¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Llegué tarde! —Leonel saludó y se disculpó con todos.
Ren no sabía si debería darle un golpe en la cabeza a Leonel o desplomarse al suelo aliviado de que no le hubiera pasado nada. Eligió lo primero cuando Leonel le sonrió con timidez, sin sentir ni un poco de arrepentimiento por sus acciones.
—¿Qué pasó? ¿Por qué llegaste tarde? —Ren preguntó después de darle a Leonel una muestra de su cariño.
Leonel se frotó la cabeza herida y se fue a un lado, enfurruñado. —Es porque mi hermana quería probar la cápsula y se negó a salir si no le prometía comprarle una cápsula y un bolso Gucci.
Ren lo perdonó porque era Mia, pero aun así le reprendió. Era malo para los negocios llegar tarde a su primer trabajo como mercenario.