—Ha llegado el momento de probar el poder de esta espada —dijo Kaizen con una sonrisa decidida.
Kaizen miró la Espada del Rey en sus manos, sintiendo el poder divino de esta pulsar a través de su cuerpo. Con una expresión concentrada, comenzó a analizar su entorno en busca de una solución.
Luego posicionó bien sus pies y dobló ligeramente las rodillas. A continuación, levantó la espada sobre su cabeza, sintiendo su energía fluir a través de él.
Un brillo intenso envolvió la hoja, irradiando un aura poderosa.
Observando de cerca las paredes orgánicas que lo rodeaban, Kaizen notó un área débil, una región con una membrana más delgada que el resto, ya que se asemejaba a una burbuja cuando la criatura respiraba. Empuñando con firmeza la Espada del Rey, concentró su poder en la hoja, apuntó con la espada y saltó, asestando un golpe poderoso.