Kaizen evidentemente notó el cambio en la expresión de Elara, que era de sorpresa y de repente sonrió. Aún sosteniéndola firmemente por el cuello, la miró con una expresión seria, decidido a no bajar la guardia. Sabía que Elara era astuta y no podía subestimar su capacidad de reacción incluso con la Espada de la Noche apuntada a su torso.
—¡Es justo como me lo imaginaba, eres increíblemente poderosa! —exclamó ella.
Kaizen frunció el ceño. —No te equivoques. Mi intención no es impresionarte —respondió Kaizen, manteniendo su postura firme.
Elara soltó una risa suave, luciendo genuinamente asombrada. —No entiendes, Kaizen. Eres tan decidido y valiente, eso es incluso tierno. No se encuentran muchas personas así hoy en día. Tienes el potencial para ser un verdadero líder, Kaizen.
Las palabras de Elara tomaron por sorpresa a Kaizen. Nunca esperó escuchar palabras de alabanza de alguien a quien está a punto de matar. Sin embargo, permaneció cauteloso.