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El señor Varkin era diferente a cualquier criatura que Kaizen hubiera encontrado jamás. Aunque su apariencia de caballero era humanoide, no se parecía ni remotamente a un humano, puesto que su altura era mayor de lo que cualquier humano podría soñar, y tenía una forma de cuerpo esbelto que coincidía perfectamente con su espada, la cual se asemejaba más a un florete.
Además, la armadura que envolvía todo el cuerpo del señor Varkin seguía cada uno de sus movimientos a la perfección, tan a la perfección que incluso un herrero como Kaizen dudaba que realmente fuera una armadura y no una piel o algo por el estilo.