Klaus y Lara se concentraban intensamente en los objetivos holográficos que aparecían en el puesto de entrenamiento, esforzándose por alcanzar la máxima precisión y consistencia en sus técnicas de tiro. Sacaban sus arcos con una suavidad y firmeza determinadas, ajustaban sus miras y lanzaban las flechas con habilidad en el momento justo.
El sonido de los arcos al tensarse y el zumbido de las flechas cortando el aire era constante mientras disparaban una y otra vez.
Después de cada ronda, se acercaban al final, y ni siquiera necesitaban usar una balanza para medir la puntuación de cada flecha, porque el sistema del puesto solo identificaba los aciertos y los fallos. La competencia era feroz, con Klaus y Lara demostrando habilidades excepcionales en el tiro con arco. Mantenían un ambiente amistoso, animándose mutuamente y celebrando al acertar los blancos.