Ocultándose detrás de un árbol, Kaizen observaba desde un lugar seguro la batalla entre Ravastine y Jayaa para no agradar a los Escorpión-Araña que los atacaban.
—¡Ravastine, ayúdame! —gritó Jayaa.
—¡Voy! —respondió Ravastine.
Bladeando su espada, Ravastine cortó a un Escorpión-Araña de tres pies de altura que estaba a punto de saltar sobre el bardo. Mientras tanto, Jayaa atacaba a otro de estos tipos de arañas con notas musicales que salían de las cuerdas de su laúd.
Después de entrar en los Bosques Nublados, los Escorpión-Araña no dejaban de venir ni un minuto. A veces Ravastine era quien los mataba a todos, otras veces era Kaizen, y Jayaa también se ocupaba de algunos un poco. Dado que todos eran criaturas de Rango Primal que rondaban el nivel 40, los tres pudieron ganar bastante XP.
Kaizen pensó que sería una buena idea usar estas arañas para entrenar el trabajo en equipo y también para observar cómo sus compañeros luchaban contra monstruos poderosos.