Kaizen no tardó en llegar a la zona del Esturión de Cobre.
Tal como lo describió el vendedor de patatas, el barrio donde estaba ubicado era extraño. Las calles estaban llenas de jugadores de los niveles más variados, desde principiantes hasta jugadores con niveles tan altos que Kaizen ni siquiera podía analizarlos. El mal olor que permeaba las calles era repulsivo y nauseabundo. No era el olor a pis como afirmaba Bori, solo que tampoco olía como las calles y callejones de Holinda. De hecho, parecía como si hubiera una fosa séptica abierta frente a un ventilador, esparciendo el olor a mierda por toda la zona.
Kaizen intentó no molestarle esto y se dirigió al Esturión de Cobre. Cuando llegó, tan pronto como entró, fue recibido por un extraño olor a sudor.
No había un vestíbulo como en el hotel; solo existía un mostrador.
Entonces, Kaizen se acercó al mostrador y preguntó:
—Hola, ¿cómo estás? Quiero hablar con Klank. Me dijo que podía encontrarlo en la habitación 87.