—Tío, ¿es cierto que Kaizen mató a todos estos Goblins? —preguntó con ojos desorbitados el experto en drops que conocía Klank.
—Seguro que fue él. Aunque no pude verlo cazando, no había nadie más en el Valle de los Goblins en ese momento y los Goblins acababan de morir. ¿Quién más podría ser? —respondió Klank.
—Creo que debió ser un grupo de personas quienes mataron a esos Goblins, y los demás deben haberlo dejado recoger los drops. No puedo creer que una sola persona pudiera matar a tantos Goblins en un lugar tan favorable para ellos como ese valle. Debió estar fanfarroneando.
Otro hombre que también estaba en la tienda se levantó de detrás del mostrador. —Definitivamente estaba fanfarroneando.
Ninguno de los conocidos de Klank creía que Kaizen hubiese matado a todos los Goblins por su cuenta, como él afirmaba.