—¿Silvano? ¿Qué haces aquí? —La sorpresa de Ceti al ver al hombre frente a ella era evidente en su voz.
—Solíamos venir aquí a pasear, ¿recuerdas? A ambos nos gustaba este lugar porque generalmente está vacío —la respuesta de Silvano llegó con una sonrisa amable, el sonido resonando suavemente en el silencio de la oscuridad.
—Cierto... Realmente no hay otro lugar como este donde puedas despejar tu mente... —murmuró Ceti, su voz desvaneciéndose mientras los recuerdos de la pesadilla que vio se destellaban en su mente.
—¿Despejar tu mente? ¿Qué ha pasado? —La voz de Silvano llevaba un tono de genuina preocupación, atrayendo a Ceti de vuelta de su ensueño.
Ceti hizo una pausa, su mirada se desplazó hacia los contornos sombreados de los árboles que los rodeaban. La vacilación era clara en sus ojos, una lucha silenciosa sobre si compartir su tormento, especialmente siendo Silvano.