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Un día después,
Frente a un edificio de dos pisos pintado de blanco se encontraba un grupo de 20 o más niños de 12 a 14 años y un chico parado frente a ellos.
—Escuchen, todos ustedes tienen que completar una ronda completa de todo el camino alrededor de esta montaña. Al que se detenga no se le dará ninguna medicina este mes —gritó un tipo que llevaba una camisa roja suelta y pantalones.
A pesar de su voz fuerte, los niños frente a él respondieron con solo asentimientos y sus ojos diluidos.
Uno los miraba y cualquiera podía ver que algo estaba mal con ellos.
Pero al chico no parecía preocuparle en absoluto, como si estuviera acostumbrado a este comportamiento.
¡Silbido!
Al oír el sonido del silbato, los niños se dieron la vuelta y comenzaron a correr por el camino que había sido creado por varias personas al caminar por él.
—Oye bastardo, ¿no vas a acompañarlos? —otro hombre que estaba sentado un poco lejos gritó.