La mañana siguiente trajo una ráfaga de actividad a la Guarida debajo de la Arboleda del Bosque. Se iba a comenzar a trabajar en los túneles con el cambio de turno matutino. Ya habían comenzado las contrataciones para la estación de transferencia en el viejo aeródromo, y la competencia entre los antiguos soldados sobre quién conseguía ir era intensa. Y había una piloto específica muy ansiosa por demostrarle a Wolfe que podía llevarlo al otro lado de los Yermos para dejar la primera ronda de suministros.
En resumen, había gente corriendo por todas partes y más gritos de los que Wolfe había escuchado en mucho tiempo.
—Priya, ¿de qué va toda esta emoción? Es solo una estación de transferencia en medio de la nada. —Wolfe gritó cuando vio una trenza negra familiar entre la multitud.