Archer continuó observando a las dos chicas dormir antes de que él también cabeceara y se deslizara más en la silla, acomodándose.
Pasaron horas, y un suave empujón lo despertó. Archer abrió los ojos y vio los ojos marrones de Llyniel mirándolo fijamente.
Sonrió antes de inclinarse rápidamente hacia adelante y besar al elfo del bosque, que fue tomada por sorpresa pero rápidamente lo correspondió con uno propio.
Archer la levantó sobre su regazo, posicionándola para que lo enfrentara, lo que ella hizo fácilmente porque era pequeña, de apenas cinco pies de altura, lo cual él encontraba adorable.
Llyniel se recostó contra él mientras sus lenguas se enzarzaban en una lucha juguetona, pero finalmente cedió al beso.
Tomando el control, Archer mordió el labio del elfo, provocando un grito sorprendido de ella. Sin embargo, él sabía bien que lo disfrutaba.