—¿Aiden? —murmuró Emma mientras miraba las consecuencias que Aiden había causado.
En menos de cinco minutos, había matado a Thorin, Sylas y Melinda. Había matado a tres de los cuatro líderes de las familias fundadoras.
—Ve al caserón de tu familia. Tu madre necesita ayuda —respondió Aiden enseguida al recordar que ella estaría en peligro.
—¿Y tú? ¿A dónde vas? —preguntó Emma con voz preocupada.
—Voy a arreglar este maldito mundo —dijo Aiden mientras miraba a Jake con una sonrisa.
Jake sabía a dónde se dirigía y tenía que admitir que Aiden tenía agallas. Matar a los cinco dioses, pero si alguien podía hacerlo, era él.
Jake levantó el pulgar en señal de aprobación. —Buena suerte allá arriba. No te olvides de nosotros una vez que los hayas matado a todos.
Aiden se enderezó mientras miraba a su alrededor. —No lo haré. No te preocupes.
—¿A dónde vas? —preguntó Emma mientras las lágrimas seguían cayendo de la esquina de sus ojos.