Un año después.
—Ugh, ¿esto es todo? —murmuró Aiden mientras miraba a su izquierda. En sus brazos estaba Mia, quien lo miraba tiernamente.
—¿Te vas hoy? —preguntó ella mientras se acurrucaba más cerca de él, intentando convencerlo de quedarse.
Sin embargo, ella sabía que ya era una batalla perdida. Aiden le había dicho hace unos meses lo que iba a suceder. Ya le había advertido que se iría en algún momento.
Aún así, era difícil aceptarlo. Solo habían pasado un mes o dos juntos, y la mayor parte del tiempo que Aiden había pasado allí, lo había pasado entrenando. Solo cuando él volvía le complacía. Él había conseguido todo tipo de pociones de Alex, haciendo su cuerpo mucho más fuerte.