Sin embargo, había algo que ella ignoraba, el hecho de que el director empezaba a perder la creencia de que Aiden realmente estuviera en esas minas esperándola.
Unos minutos después, ahora estaban frente a la última cueva, o más bien, mina, y David no pudo evitar decir algo.
—Veamos si no te mintió como lo hizo conmigo. Aunque, no me sorprendería. —Incluso suspiró al decir eso, ya que era claro que el director no creía ni por un momento que Aiden estuviera allí, pacientemente esperándolos.
Sin embargo, esta vez, estaba equivocado. Realmente estaba adentro, con la espalda contra la pared, pacientemente esperando su aparición.
De vuelta en la cueva, Aiden oyó un pequeño ruido de alguien caminando. No sentía estrés invadiendo su cuerpo ya que sabía que aún estaban lejos. Era solo el eco debido a cómo estaba hecha esta mina.
«Parece que finalmente llegó y no está sola» —pensó Aiden, seguro de que Evelynn lo había acompañado. Había podido saberlo por el sonido de los pasos.