Zoey soltó un pesado suspiro.
—Está bien, oh poderoso y encantador Drake, tu sola presencia llena el aire con tal calidez y maravilla. Tu sabiduría supera la de antiguos sabios —comenzó Zoey, su voz destilando sarcasmo—. Siempre estoy asombrada por tus increíbles habilidades y tu encantadora personalidad. Verdaderamente haces del mundo un lugar más brillante simplemente siendo tú. Tu ma-
Antes de que Zoey pudiera continuar, sus palabras fueron ahogadas por la risa contagiosa de Lumindra.
—Ho, ho, ho, buena chica, buena chica —intervino Lumindra, apenas capaz de contener su risa.
Se tapó la boca con una mano, intentando ocultar la sonrisa engreída y el rubor carmesí que se extendían por su rostro. Era obvio que disfrutaba cada momento de los exagerados elogios.
Moviendo las manos rápidamente, Lumindra intentó enfriarse. —Está bien, está bien, sé que soy genial, pero no tenías que exagerar tanto. Me estás haciendo sentir avergonzada.