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Las alas negras le quitaron el aliento a Elisa. Sintió su corazón apretarse como si hubiera conocido a Ian cuando aún no estaba a su lado, ni había logrado traerlo de vuelta de la muerte. Escuchó de su padre que tenían tiempo limitado. Contando un día después de la muerte de Ian, quizás solo tenían cinco o seis días para resucitarlo; cuanto más rápido, mayores eran las posibilidades de susceptibilidad.
—La historia sobre estas alas es que fueron arrancadas de un demonio que una vez fue humano. No un mestizo, sino un verdadero humano que se convirtió en demonio. Dije convirtió, pero en realidad él tomó la decisión con sus propias manos —expresó Lady Caroline sin saber cómo Elisa luchaba por contener sus lágrimas cerrando los ojos.
Cuando Elisa abrió sus ojos azules, brillaban más que nunca. Una fiereza en sus ojos era más agresiva que la de los seres de ojos rojos a su alrededor.