—Estás haciendo demasiado... —dijo su hermano con tono frustrado, pero ella negó con la cabeza.
—Desde que esa chica puso sus pies en este lugar, ha habido un problema tras otro. Debería haberla matado en el momento en que llegó aquí. Todo fue mi culpa. Pero ahora, voy a corregirlo. ¡No dejaré que una bruja arruine este reino! —declaró apasionadamente.
Su hermano la miró como si estuviera viendo a una loca. —Te recomiendo que te sientes.
—¿Sentarme? —preguntó ella incrédula—. Eso no va a suceder. Ya me he sentado suficiente tiempo. He terminado de sentarme. De ahora en adelante... —señaló el trono—. Ese... va a ser mi asiento.
—¿Qué? —Si él no hubiera estado ya en incredulidad, lo estaba esta vez mientras la miraba como si hubiera sido poseída por algún tipo de demonio.
—Voy a sentarme en ese trono —dijo ella con determinación, y su hermano negó con la cabeza mientras la miraba incrédulo. Ella había perdido completamente la razón.