Abuelo Fu y el viejo señor Huang concluyeron que la prueba de ADN solo se realizará si Jia Li quiere, pero todos sabían que ella podría nunca querer hacerlo.
Fu Hua no estaba de acuerdo con el hecho de que este asunto debiera mantenerse oculto a Jia Li. Sabía que todos evitaban decírselo porque temían lastimarla, pero él creía que este tipo de cosas no deberían ocultársele.
—Abuelo, será mejor si le decimos a Jia Li sobre esto. Aunque parezca que no está interesada en este asunto, le molesta. Deberíamos decírselo de la manera más simple posible para evitar que sus emociones se desaten —dijo Fu Hua.
—Dado que Jia Li es tu esposa, será más apropiado que hables tú con ella. Me hubiera encantado decírselo yo mismo, pero este tema no parece apropiado para que yo se lo mencione —dijo el Abuelo Fu frunciendo el ceño.
Jia Li era su favorita, y le hubiera encantado darle la noticia y consolarla, pero no parecía apropiado que él sacara el tema.