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Jia Li escuchó los sollozos de Jazmín y la voz de Fu Hua, también sintió su vestido siendo tirado desde atrás, y lentamente abrió los ojos y se volteó, solo para ver a su pequeñín en lágrimas y a Fu Hua que la miraba fijamente.
Jia Li se levantó rápidamente y tomó a la pequeña en sus brazos. —Jazmín, ¿por qué lloras? —preguntó con una mirada preocupada mientras le secaba las lágrimas.
—Te extrañaba. No te ha visto en más de 24 horas —le dijo Fu Hua.
—Ayyy... no llores, nena —dijo Jia Li a Jazmín con el corazón derretido. Se sintió tan amada porque su pequeña la extrañaba.
Jazmín sollozó y abrazó a su madre con fuerza. Estaba feliz de ver a su madre, pero también, no podía parar sus lágrimas.
Jia Li y Fu Hua pasaron algún tiempo consolando a la pequeña antes de que parara de llorar.
—Mamá dijo que Jazmín todavía no ha comido, se negó a comer su comida porque te estaba buscando —dijo Fu Hua con una sonrisa mientras observaba a la madre y a la hija abrazándose.