Jia Li instintivamente apartó sus manos.
—¿Eso es todo lo que quieres? —preguntó con una mirada sin miedo.
Fu Hua sonrió y añadió:
—Quiero que me ames como yo a ti.
—¡Pero yo te amo! —exclamó Jia Li con la mirada fija en él. Luego, al recordar que había confesado sus sentimientos hacia él, se sonrojó y apartó la mirada de su sonrisa.
—Hermosa, ¿qué has dicho? —preguntó Fu Hua mientras movía su rostro para que ella lo mirara, con una sonrisa. Acababa de escuchar su confesión y quería oírla de nuevo.
—No he dicho nada —respondió Jia Li mientras evitaba el contacto visual con él. ¿Cómo podía repetir sus palabras, su confesión?
—Pero yo te escuché decir que ya me amas. ¿Es cierto? —preguntó Fu Hua.
—No escuchaste bien —insistió Jia Li.
—Eso significa que dijiste algo —dijo Fu Hua entre suaves carcajadas. Bromear con su esposa siempre había sido divertido.
Jia Li lo miró con enojo al sentirse molesta por sus bromas.