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Después del desayuno, Fu Meixu enganchó el brazo de Jia Li y la guió hacia el coche.
Jia Li se sentía incómoda con la cercanía repentina, pero no podía hacer nada. Simplemente dejó que Fu Meixu la arrastrara hasta el coche.
El anciano señor Fu dejó que su chofer las llevara al centro comercial, incluso añadió seguridad que parecía más un soldado para escoltarlas, el mismo soldado que había llevado a Jia Li a la casa Fu.
Fu Meixu se sentía alegre de recibir este tipo de trato de su abuelo debido a Jia Li, así que decidió nunca soltarla.
Tenía que apegarse a ella si quería arrancar algunos beneficios.
Mientras compraban, Fu Meixu ayudó a Jia Li a escoger algunas cosas, ya que esta les decía constantemente que solo necesitaba dos prendas de ropa.