Kat soltó un largo suspiro que no sabía que estaba conteniendo y asintió. —Tío, ¿te encargaste de Sekron? —dijo Kat, y sin esperar una respuesta, se dirigió hacia Krekron y lo colocó suavemente sobre su hombro, asegurándose de que su mal brazo quedara hacia afuera.
—Sabes que mis piernas estaban bien, ¿verdad? —preguntó Krekron con una mueca.
—Sí, pero ¿querías que te cargara al estilo princesa para evitar que tu brazo se moviera tanto? —fue la respuesta de Kat, y Krekron misteriosamente se quedó callado. Lamentablemente, no consiguió completamente su deseo. Kat necesitaba cargarlo de esa manera para subir hasta la cima de la plataforma donde el Tío ya había regresado y esperaba después de recoger a Sekron. Aun así, acordaron no hablar de eso.