—Quiero que ayudes a vengar el honor de mi clan —eso fue lo que dijo el niño manteniendo su mirada firmemente en el suelo—. ¿Qué? Yo… no creo que eso sea algo que deberías estar intentando hacer, niño.
—Voy a necesitar más que eso —dijo Kat.
El niño comenzó a reír. Porque eso es lo que es, un niño. Tenía cuidado de no levantar los ojos en absoluto, pero soltó una carcajada gutural. —Parece que estás confundido sobre algo. No puedo oír nada de lo que dices a través de la barrera. De esta manera no puedo ser engañado por tus mentiras —dijo el niño.
Entonces, ¿cómo supo siquiera que dije algo? Si no me está mirando, no puede ver mi boca moverse, y obviamente, si no puede oírme hablar, no puede estar respondiendo a eso.
—¿Oh? ¿Ya aprendiste la lección? —dijo el niño.