Kaideon arqueó una ceja, dirigiéndole una mirada a Tara y a Coran antes de hacerles un gesto para que tomaran asiento.
—Padre... ¿recuerdas cómo ha habido múltiples informes de una red subterránea de comercio y tráfico de armas en las Fortalezas Scabbard, Infierno y El Timón durante el pasado año? ¿Armas forjadas de adamantium? —preguntó Neveah en voz baja.
—Los comercios fueron interceptados, cortados y un buen número de mercados negros arrasados. Han pasado algunos meses desde que recibimos algún informe, las palabras corren de que el comercio ha sido suprimido —intervino Orin.
Neveah forzó una sonrisa mientras desataba la caja de la espada y la colocaba sobre la mesa.
Rodvan abrió la caja, un siseo de ira se escapó de él mientras ahora todos miraban la espada forjada con mineral de adamantium contenida dentro de la caja.
Los Ejecutores Duna intercambiaron miradas, comprendiendo ya la situación antes de que Neveah dijera algo más.