Cuando los dos se fueron, Jenkins se volvió hacia Peter.
Peter frunció el ceño. —Entonces... ¿es verdad lo que dijo mi hermana?
Jenkins hizo una pausa. —¿Qué parte?
—¡Todo! —El tono de Peter era una mezcla de curiosidad y exasperación.
Jenkins se rió suavemente. —Bueno, la mayor parte es acertada. Tu hermana no es ninguna conejita inocente—es astuta como un zorro.
Peter sonrió con orgullo. —Por supuesto. Nadie en la familia Olsen es tonto.
—¿Ah, sí? ¿Es eso cierto?
Peter la miró, confundido. —Por supuesto. La inteligencia predomina en nuestra familia—mis padres son ambos genios.
Jenkins levantó una ceja. —¿Alguna vez has oído hablar de la teoría del equilibrio?
Peter inclinó la cabeza. —¿Qué teoría?