Charles entreabrió su puerta un poco, observando cómo una figura furtiva se deslizaba en la habitación de invitados de al lado.
—Espera, ¿no era Peter?
Adormilado y confundido, Charles se preguntaba qué hacía Peter colándose en la habitación de invitados en lugar de quedarse en la suya.
Curioso, se acercó más, pegando su oído a la puerta. Algunas voces se filtraban.
Un sorprendido suspiro de una chica:
—Peter, ¿qué estás haciendo?
—Era Jenkins.
Luego vino la risa baja y escalofriante de Peter. —¿Qué crees que estoy haciendo en medio de la noche? Jenkins, ahora estamos juntos, ya no hay necesidad de ir con pies de plomo…
—Jenkins sonó alarmada. —No, espera, yo
Su protesta fue rápidamente sofocada, seguida de un suave golpe como si alguien hubiese sido arrojado sobre la cama.
Peter la soltó y Jenkins habló de nuevo, sonando indignada. —¡Esta es la casa Olsen, Peter! ¿No te da miedo en absoluto? ¿Qué pasa si alguien nos atrapa?