Dios...mi cabeza.- Fue lo único que logre atinar a decir con el tremendo dolor de cabeza que estaba sintiendo. Me encontraba en una habitación un tanto lujosa. Un ventanal enorme estaba a mi costado acompañado con una cortina de tela. Me levante con dificultad de la cama y camine hasta la ventana, moviendola para revelar el enorme ventanal que daba paso a los rayos del sol. Me cubrí los ojos rápidamente con ambas manos, me deslubre por completo. Apenas recordaba lo que hice ayer. Solo sé que Joshua me había dado algunas bebidas y después es todo borroso. Solo recuerdo la voz de William, quien estaba intentando guiarme a no se donde...Dios, todo me da vueltas. Me movi por entre la habitación, dirigiéndose de manera somnolienta fuera del cuarto. Al salir, me tropecé con alguien dormido a los pies del marco, casi cayéndome al suelo. Mire desde el principio hasta el final del pasillo, todo estaba repleto de chicos y chicas, probablemente por la influencia del alcohol, dormidos en el suelo, y algunos estaban rodeados con charcos de vómitos, no era una escena muy bonita que digamos. De repente, senti una punzada muy fuerte en mi cabeza, haciéndome soltar un jadeo de dolor llevándome la mano rápidamente a mi cabeza para poder suavizar el dolor momentáneamente.
Camine por entre los adolescentes adormecidos hasta la planta baja, donde sólo encontré un desastre general en todas partes del salón. Rápidamente, busque mi teléfono entre mis bolsillos, aliviandome al encontrar en el bolsillo trasero derecho. Me deslice por entre mis contactos hasta encontrar el que quería.
-¿Papá?- Mi padre me vino a buscar casi de inmediato, regañandome casi todo el camino a casa por no avisarle dónde o con quien estaba. No le estaba prestando atención, mis dedos se deslizaban por la pantalla que reflejaba el chat que tenia con William. Le había mandado más de veinte mensajes pero el simplemente no respondía. No me acordaba de nada, ¿y si hice algo tonto? ¿Y si lo insulte de alguna manera? La culpa y la ansiedad me invadían rápidamente, no sabia que pudo aver pasado ayer en la noche. Durante todo el día, no pare de mandarle mensajes a French. Solo quería saber si había llegado a cada o si estaba molesto conmigo. Mis dedos actualizaban constantemente el chat, esperando a que un mensaje apareciera de manera mágica o milagrosa.Pase el día entero sin saber nada de William, los nervios y culpa me comían por dentro. Nisiquiera sabía que había hecho en primer lugar o siquiera se si William está enojado. ¿Y si lo tienen contra su voluntad en algún sitio? ¿Y si le están haciendo cosas malas?
Mis pensamientos fueron interrumpidos por mi madre, quien me estaba regañando.
-¡¿Me escuchaste, Lucky?!- Me grito, apenas sabía lo que dijo. Simplemente levante mi cabeza y deje salir un "¿Eh?". Ella me miro con frustración, suspirando.
-Tú no eres así hijo. Desde que te has juntado con William, has hechos muchas estupideces. Nunca te has emborrachado, y mírate ahora, estás hecho un desastre.
Yo baje mi vista nuevamente. Mis dedos jugueteban entre ellos de manera nerviosa. Mi madre se arrodillo ante mí y tomó mis manos para separarlas y agregar a su sermón.
-¿Qué te ocurre? Has estado pensativo desde que tú padre te trajo.
-Y-yo...no sé qué hice. William no me habla y nisiquiera se si esta bien o si...s-si...- Mi voz se quebraba con cada letra. Mi madre me abrazo con fuerza y finalmente, solté todo. Llore sobre su hombro mientras ella me consolaba. Todos los nervios y ansiedad que acumule durante el día lo solte en aquel llanto que duro treinta minutos enteros. Al separarme, mi madre seco las lágrimas que aun recorrían mis mejillas, mirándome con preocupación.
-Mi amor...eres muy joven para sentir todo esto...Calma, todo estará bien.- Ella me abrazo nuevamente y agregó.- Mañana tienes escuela...allí podrás encontrarte con William y descubrir lo que paso.- Sus palabras me reconfortaron bastante. Mi madre tenia razón, estaba haciendo bastante drama para algo muy simple. Al despedirme de mi madre, me tire sobre mi cama, observando mi techo de color blanco. Debía tranquilizarme, William era un chico listo, iba a estar bien. Probablemente esté en su casa comiendo o descansando en su cama. Mañana hablaré con el sobre la situación.
Caminaba por entre el césped crecido del campus de la escuela, pasando por entre los árboles que llevaban directo a la entrada del instituto. Al entrar, veía la cara cansada de la mayoría de los alumnos, sabía a que se debía: resaca. A mi también me pasaba, pero ya se me había pasado un poco. He oído que la fiesta duró dos días enteros, por eso las caras de cansancio y dolor de los demás alumnos. Camine hasta mi casillero, mirando a mis alrededores buscando alguna señal de William, pero no encontré nada. Suspire y abrí mi casillero para dejar mi mochila y poder sacar la ropa de gimnasia. Al cerrarlo, mire se reojo aquel cabello ceniza, sabía quien era, era William. Azote con fuerza para cerrar lo más posible aquel casillero. Me abrí paso entre la multitud, empujando a todos con fuerza, solo quería hablar con William. Empujaba con desesperación a todos, algunos incluso caían al suelo. Estaba tan cerca, casi podía tomar aquella coleta de caballo que revelaba sus mechas color rosas, pero no pude...Varios alumnos se interpusieron en mi camino.
Tenía ganas de empujar a todos, correr hasta William y obligarlo a detenerse, pero no pude...Me puse a un costado de la corriente de estudiantes que se movían para ir a sus salones. Apoye mi cuerpo contra los casilleros en la parte izquierda del corredor. Quería gritarle, pero no me salían las palabras. Solo vea como se alejaba lentamente, como si la vida se burlara de mi en mi cara.
Camine de lado contrario. Tenía entrenamiento con el profesor Nicolas, pero no tenía ni la fuerza mental y mucho menos física para moverme. El sol golpeaba mi rostro sin piedad, era un día muy caluroso la verdad. El cuerpo me sudaba de la nuca hasta las pantorrillas. No me gustaba el sudor pero era parte del proceso.
El profesor nos evaluó la resistencia y juraba que estaba a punto de morirme ahí mismo. Mi cuerpo se tambaleaba con cada paso y mi respiración estaba casi cortada.
Pero nisiquiera mi mente estaba concentrada en la evaluación.
Me tire sobre el césped caliente del campus, ya había terminado mi turno y simplemente me quedaba observar a los demás alumnos correr, saltar o...lo que sea que hagan, simplemente no tenía la fuerza mental para mirar el esfuerzo de mis compañeros. Mantuve mi vista baja, mirando mi botella se agua casi vacía. Sostenía la boquilla de la misma con mis dedos. Mi cuerpo sudaba demasiado, solo estaba esperando la indicación de mi profesor para poder ir a ducharme y ponerme ropa cómoda o algo para poder secarme el sudor. Me había olvidado de traerme una toalla de mano para secar mi sudor pero siquiera eso, mi mente estaba tan nublada por la misma pregunta: ¿Qué pasó?
-Wow...Solo lo he visto en las películas, pero la resaca destroza a una persona.- bromeo Alador, quien se sentó a mi lado evaluando mi apariencia demacrada por la estúpida fiesta de ayer. Yo simplemente lo miré, ahora mismo probablemente le hubiera seguido la broma o le hubiera reído, como siempre lo haría pero, como dije con anterioridad, estoy muy agotado mental y físicamente como para decir o hacer algo.
-Cállate...
-¡Pero solo mírate! Parece que te golpearon con un bate. ¿Qué ocurre?
Hice una pausa, jugando con la boquilla de mi botella de agua. -William.- Escuche como Alador suspiro pesadamente, pasándose su toalla por todo su rostro sudado.
-Te he dicho mil veces que ese muchacho te llevaría en mal camino.- Rayos, sonaba como mi madre, era irritante.
-Él no me dio el alcohol...Fue ese chico, Joshua.- Vi de reojo como mi amigo hizo una mueca de asco antes de hablar.
-Dios...no me hables de ese chico.-Hizo una pausa.- Entonces, ¿qué paso con French?
-No lo sé...Me ha ignorado desde esta mañana, ¡y nisiquiera sé qué hice! Simplemente...estoy enojado o triste, no sé como sentirme ahora mismo.-Suspire. Estaba viviendo mi primera "crisis adoleceste", algunos se pintarían el cabello o otros buscarían otras maneras de desahogarse, pero yo solo quiero hablar con William. Quiero saber que paso y como puedo mejorar la situación.
-Bueno...Dios, sabes que soy un desastre para alentar a la gente.- Reí. Aunque mi mundo romántico se vaya a la mierda, al menos tenía el tonto de mi amigo, Alador.
-Si, si...lo sé. Eres un desastre generalmente.- El se hizo el ofendido, dejándose caer en el pasto de manera dramática.
-¡¿Cómo te atreves?! Heriste mis sentimientos...- Reí nuevamente, algo más ruidoso que la primera vez. El profesor me dio la señal para poder ir a bañarme, ¡por fin! Pensaba que moriría sudado en el césped del campus.
-Adios, "drama queen".- Me levante y camine hasta las duchas, mientras Alador seguía quejándose de manera dramática detrás mío.
Me saque toda la ropa y encendi el agua. El líquido caliente recorría mi columna vertebral y mojaba mi cabello negro, mientras que hacia un esfuerzo para no romperme la cabeza contra los azulejos de la pared de las duchas. Dios...¿por qué me afecta tanto no hablar con William? Parece que ese bailarín me tiene como un tonto, odio sentirme así. Enjabone mi cuerpo mientras intentaba distraerme con el vapor del agua, cual empañaba las paredes y espejos del lugar. Suspiraba con cada pase del jabón, mi cuerpo estaba muy tenso y parecía que en cualquier momento explotaría si no liberaba tensión. Miraba el suelo directamente mientras que el agua caía sobre mí algunos minutos más antes de apagar el agua.
Camine hasta los vestidores, poniéndome mi ropa para, por fin, salir de la escuela. Me senté en algunas de las banquillas y saqué mi teléfono. Obviamente me dirigí directamente a mis chats de instagram y revise el que tengo con William. Actualizaba constantemente la página, esperando algún mensaje que me explique que estaba pasando o alguna disculpa por ignorarme hoy temprano. Deje caer mi espalda contra la pared de color gris, mirando el techo repleto de telarañas de los vestidores, suspirando.
-William...- Murmure para mi mismo. Estaba desesperado. Anhelaba algún mensaje o un simple "Hola", o por lo menos que me explique que pasaba en persona...
Salí de la escuela a las 17:20, caminando por unos minutos por el campus de fútbol. Estaba esperando obviamente que William saliera de sus clases a las 17:25. Parecía un stalker, pero solo quería hablar con él, como lo he querido hacer desde que entré a la escuela. Mis dedos jugaban entre ellos mientras estaba apoyado contra el arco de fútbol. Los alumnos pasaban, hablando entre ellos, comiendo o estando solos con sus teléfonos. Pero ninguno me interesaba Mi pie se movía impaciente, me ponía nervioso esperar unos jodidos cincos minutos que sentía que moriría. ¿Y si William perdió el interés? No, no creo que sea eso...¿o si? ¡Diablos, odio mis pensamientos! Mi reloj marcaba la hora acordaba. Miraba el pequeño grupo de veinte alumnos salir y, a lo último, salió William, con su cabello recogido y su mochila en un solo hombro con la vista fija en su teléfono.
-¡William!- Grite, acercándome lo más rápido posible. Pude admirar como French se quedaba inmóvil, como si hubiera visto un fantasma o un asesino en serie. Me detuve ante el. El bailarín simplemente me miraba con una sonrisa nerviosa.
-Hola...
-Hola.- El simplemente me devolvió el saludo, no parecía tener muchas ganas de seguir la conversación.
-Te he...te he intentado hablar todo el día.
-Oh...no me di cuenta.- Que mentiroso Tenía ganas de gritarle y reclamarle, como si fuera un novio celoso pero solo suspiré.
-Oye...¿Por qué me has ignorado? No me hablaste en todo el día y...me tenias preocupado, creí que te habías enojado por algo que hice o...- Su rostro lo decía todo, era obvio que yo había hecho algo que le disgusto.
-Descuida, solo...Esta bien, luego te hablo.
-¡No!- Grite con desesperación, antes de suspirar por segunda vez.- Di-digo...no, quiero hablarlo ahora mismo. Quiero arreglar lo que sea que haya hecho.
-No hiciste nada y no hay nada que arreglar. Si me disculpas, tengo que irme a casa.- Vi como paso a mi lado, ignorandome completamente. Mi paciencia se acababa, no era un chico que perdía los estribos fácilmente pero William ponía a prueba mis límites. Tomé su muñeca con una fuerza que podría averle roto el hueso. Lo jale dentro de la escuela mientras el protestaba detrás mío.
-¡¡Oye!! ¡Keeps, sueltame ahora mismo!- Lo ignore. Lo tire dentro de una aula vacía y cerré la puerta detrás de nosotros.
-Dímelo, ¿qué paso?
-¡No paso nada. Déjame irme!
-¡Mientes!- Grite nuevamente, tenía muchas ganas de seguir gritándole pero me contuve al ver que William suspiraba y miraba el suelo, parecía estar listo para hablar.
-¿Qué ocurrió anoche? Me has ignorado todo el jodido día y nisiquiera me has explicó el por qué.
-Anoche...- William no pudo terminar antes de negar con la cabeza y cruzarse de hombros. -No te mereces ninguna explicaciones. Anoche fuiste un irresponsable por a ver tomado en cantidades exageradas y caer borracho. Si lo piensas bien, es tu culpa.
-¡¿Mi culpa?!- Grite por tercera vez. Juro que me estaba conteniendo pero en ese momento simplemente estalle.- ¡¿Te crees que la estoy pasando bien?! Mi mente ha estado más que distraída todo el santo día y siquiera sé lo que mierda hice. ¡Solo has sido un inmaduro que cree que puede enojarse con la gente y ignorarla sin dar explicación alguna.- Di un fuerte paso adelante y, en ese preciso instante, vi su rostro.
William me miraba con miedo, como si estuviera esperando algún golpe de mi parte. Suspire y me acerque. Quería disculparme pero el retrocedió y hablo:
-Me besaste anoche...- Me quedé atónito. ¿Bese a French? ¿Lo...besé? Ahora entendía su enojo. Soy un idiota. Probablemente él esté más que asqueado por aquella estupidez. He escuchado que la gente hace estupideces por la influencia del alcohol pero no creí que yo sería uno de esos tontos.
-Wi-william...yo...
-¿Al menos te gusto? O sea...¿Te gusto de esa forma? ¿O solo fui una broma?- quedé aun más atónito.
Ya entendía lo que pasaba. No es que William esté disgustado, estaba confundido por mi comportamiento...Aunque, debía sacarme la duda. Si es lo que creo que es, ya sabía lo que debía hacer.
-William.- Me acerque aun más, acariciando su mejilla. Él me miraba, como si estuviera al borde del llanto.- Obvio que me gustas, tontito...Eres la persona a más maravillosa de este mundo y, aunque no lo creas, he estado enamorado de ti desde el primer día que he visto tus hermosos ojos celestes y tus hermosos mechones de cabello. Eres...simplemente perfecto, Will.- Ese diminutivo se me había escapado, pero William no se enojo.
-Ha-hablas...¿Hablas enserió?
-Por supuesto que hablo enserió.- Hice una pausa.- ¿Podría besarte?
William no hablo, me miraba con sus ojos abiertos como platos. Agacho algunos segundos su cabeza, para después asentir lentamente.
Tome sus mejillas entre mis manos y acerque mi rostro. Podía sentir la respiración caliente de French chocar contra mi propia respiración y...lo besé. Fue un beso perfecto, un beso que podría durar años y años y nunca querer separarme de los dulces y suave es labios de aquel hermoso chico. William no mostraba signos de querer parar, al contrario, el me correspondía con la misma intensidad y amor que yo. Diablos...soñé con este momento más de una vez pero nunca creí que podría ser así de espectacular en realidad. Yo me separe mirando los ojos, que palpitaban, de William. Quería besarlo otra vez pero debía decir algo antes de otro beso. Me acerque nuevamente a sus labios y susurre:
-Te amo, William French...-Antes de besarlo, el me susurro a lo bajo.
-Te amo, Lucky Keeps.
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