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Kapitel 5: Parte 5

El omega había salido de la villa a algún lugar con la idea de que podría olvidar sus penas amorosas y familiares entre música comercial y alcohol barato. El resultado: terminar en los brazos de un desconocido luego de que un perro intentara morderle el cuello.

Fue atrapado en los brazos de esta persona de miraba aterradora y, contrariamente a lo que estaba pasando, sus pensamientos se desviaron y se inflamaron de celos.

Se supone que su hermano había sufrido una situación similar, una dónde su alfa había sido el regazo que lo había protegido ¿Debió sentirse bien, no? Jeon Qi seguramente debió sentirse en un sueño siendo salvado por Rong Wei, mientras tanto él… ¿por qué tenía que estar pasando estas cosas?

Esta situación solo le daba repulsión. Ver al tipo que intentó violentarlo rogarle perdón de rodillas a un desconocido, fue algo que lo hizo salir de sus pensamientos y enfurecer mucho más allá de su propia ira.

—Déjame ir, lo siento, no sabía que el omega era tuyo ¡Ahg! —el agresor balbuceaba al borde de llanto— ¡Suéltame, por favor, me romperás la mano!

Jeon Yu empujó con molestia el pecho del hombre de gabardina manchada, percibiendo un leve aroma mentolado. Su nariz se arrugó ¡Feromonas! ¡Más feromonas! ¡¿Por qué todos los alfas debían ser como perros sin correa que andaban por la vida sin usar spray para ocultar el olor?

Todos menos Rong Wei, por supuesto.

—¡Quién es de quién, maldito ignorante! —pateó al agresor con fuerza y gritó— ¡No necesito ningún alfa para salvarme!

«Uoh» el ambiente sufrió un grito ahogado cuando vieron sangrar la nariz del alfa.

La atmósfera se detuvo momentáneamente, sin embargo, luego de una advertencia el perro se alejó con el rabo entre las patas y la escena se olvidó en la siguiente canción.

Con el rostro oculto bajo la gorra, Jeon Yu caminó hasta volver a la esquina de la barra. Se sentó, pidió otra copa y la bebió en un segundo. Se sentía tan enojado que quería el ardor del alcohol doliera más que sus pensamientos, que quemara tanto que sus nervios se fundieran. ¿Por qué tenía que ser así? Si de pronto alguien se enterara de que estuvo en este lugar, y además, alardeó de su posición de esa forma ¿qué cara pondría padre al respecto?

Bueno, en realidad el problema a cada segundo se hacía más grande.

Como si fuese la cúspide de la desgracia, notó el incremento de temperatura en su cuerpo y la delgada capa de niebla formándose en sus ojos. Sintió su cuerpo calentarse, sus mejillas llenándose de sangre, sus ojos de lágrimas.

La razón se debía a las feromonas del alfa de gabardina blanca y sucia que se habían adherido a su ropa en el momento que fue sostenido por él. Se frotó el rostro y mordió hielo. Tomó un último trago amargo antes de dejar caer su frente sobre la palma apoyada a la barra.

Al parecer su suerte no podía ser peor estos días ¿Cómo es que había terminado cruzando a un alfa dominante cuando esos comprenden el mínimo porcentaje de población? ¿Si quiera tenía sentido?

Intentó calmarse, repitiéndose que siendo un omega debía saber cómo sobrellevarlo. Respiró con lentitud recordando las clases de relajación Zen del tío Choi. Pensó en un plan. Lo principal era salir de este lugar, el problema era que con el celo presentándose sentía sería difícil incluso caminar.

Miró de reojo al alfa dominante que estaba a varios metros de él. La imagen era oscura y parpadeante debido al ambiente del antro, pero podía verlo. El hombre había vuelto al mismo lugar en donde estaba la primera vez. Cruzado de brazos con la espalda apoyada en la pared, con el cabello oscuro a los lados de su cabeza rozándole los hombros. Tenía una mirada azul, profunda y somnolienta, como si el solo estar allí le resultara desagradable. Aún así, permanecía quieto viendo hacia un punto fijo, ignorando a los omegas y betas que se arremolinaban como polillas a su alrededor.

El alfa lo miraba a él.

Se encontró con los ojos azules del otro y desvió la mirada hacia la copa. Al notar estaba vacía quiso ser impulsivo y pedir otra, pero finalmente soltó un suspiro cansado y la dejó sobre la barra. Se sintió incómodo, perturbado. Por un lado, reflexionando sobre si se trataba de otro tipo que quería acercarse para hacerle daño, por otro, pensando estaba demasiado ebrio y angustiado para saberlo.

Se sintió solo, indefenso, a punto de romperse en mil pedazos.

Quería dejar de sentirse de esa manera.

Quería dejar de sentir miedo, sentirse seguro.

Quería a Rong Wei.

Ansiaba ser abrazado y calmado por su alfa.

Escuchar su voz diciendo cuánto lo amaba.

Pero…

Desde que se había anunciado el acuerdo de matrimonio entre su hermano y su alfa hacía cuatro años, desde que había sufrido en silencio haciendo todo para darle marcha atrás, desde la primera vez que había escuchado a Rong Wei diciendo que todo estaría bien, desde que había sentido no estaría bien… su vida se estaba volviendo cada día más miserable y parecía solo él se daba cuenta de ello ¿Por qué tenía qué ser de esta manera? ¿Por qué era él quién se sentía mal al punto de deprimirse en una esquina cuando era su hermano quien se casaría con el amor de otra persona? ¿Por qué pelear como si estuviese robando? ¿Por qué fingir no le dolía?

Quería irse, volver a su habitación y llorar escondido en el nido que había hecho con la ropa de Rong Wei. Pero pensando en el escándalo que acababa de pasar y lo que le sucedía a su cuerpo, prefería no avisar a los perros sobre el lugar en el que estaba y el auto en el que se marcharía ¿Y s alguien intentaba seguirlo y hacerle algo mientras iba en dirección al estacionamiento? ¿Y si alguien se percataba de que era el auto del segundo joven de la familia Jeon y le tomaba una foto en este estado, no sería esto mucho peor en el futuro?

Pero si su situación actual era ya lo suficientemente desfavorable ¿cómo podía concentrarse en el futuro?

—¿Estas bien?

Los pensamientos de Jeon Yu se congelaron al escuchar una voz grave y baja sentándose a su lado.

Su pecho se paralizó y dolió.

Sus ojos temblaron.

Su respiración zen se desestabilizó siendo pinchada por una pregunta que no debía ser dicha.

No.

No estaba bien.

Nada en su vida estaba bien.

Las lágrimas que había estado deteniendo, salieron.

Desde que Jeon Yu supo que su diferenciación lo dejaba en el eslabón inferior y que su familia le daría la espalda por ser solo el segundo omega en la familia, intentó ser la versión más fuerte y valiente de si mismo. Se negaba al hecho de ser tratado como un lisiado mental, un incompetente, un donnadie que solo servía para ser el escalón que levantara los logros de su hermano mayor. Sin embargo, no importaba cuánto lo quisiera, un segundón siempre sería un segundón; una persona eclipsada intentando brillar bajo una luz más resplandeciente.

Él lo había sabido desde el principio, pero se negaba a creer sería tan desplazable.

Pero lo era.

Una sola pregunta de un desconocido le hizo entender cuán bajo había caído, haciendo que aquello que ignoraba brotaran en todas direcciones, desbordando su sufrimiento, diciéndole todo tipo de palabras hirientes. ¿Para qué se había esforzado en alcanzar su sueño de actuación aún cuando su hermano era mejor que él y todos decían estaba siendo envidioso? ¿Y qué si no lo era, alguien lo creería? ¿Para qué pasaba noches en vela planeando proyectos cuando su hermano siempre se llevaba la gloria de la familia? ¿Cómo es que si quiera llegó a creer que Rong Wei, el primer hijo de la familia Rong, podría elegirlo a él cuando él solo era la sombra de un prodigio?

Su inteligencia no era tan capaz, ni su belleza tan hermosa, ni su baile tan delicado y refinado. Mucho menos su actuación era tan limpia como la de Jeon Qi, aquella que había sido aplaudida por dejar al espectador envuelto en una nube de fantasía.

Comparado con él no era nada, nunca lo fue.

Se cubrió el rostro con las manos colapsando en las carencias de su vida. Su respiración agitada, tosía con la garganta seca. Sentía que entre más aire inhalaba, menos oxígeno llegaba a sus pulmones. Su rostro oculto bajo la gorra y bajo sus dedos se había manchado por el rocío de su sudor y sus mejillas levemente sonrojadas le daban un aspecto frágil, pese a ello, sus ojos no hacían más que ennegrecerse.

Su llanto atrajo la atención de varias personas, quienes incómodas, se hicieron a un lado. Pensó el alfa intentaría usar más feromonas para tomarlo por el brazo y llevarlo con él. Apretó los dientes en un intentó de descargar su odio, su impotencia. No tenía cómo resistirte, no podía hacer nada. Si le pasaba algo, si lo forzaban y gritaba, si pedía ayuda, si su imagen lamentable salía en alguna noticia de internet, si después su familia lo culpaban por ello, no podía hacer nada.

—Cállate, me estallará la cabeza por tu culpa.

El alfa junto a él se sostuvo el puente de la nariz, cerrando los ojos, gruñendo en voz baja. Luego resopló, se levantó y sintió su aroma mentolado alejándose por la entrada del recinto.  

Una mujer, que había estado mirando la actitud del omega, se acercó al chico y puso su mano sobre su hombro.

—¿Eres el omega que estuvo haciendo problemas? Parece que realmente vienes solo, qué curioso —acercó sus labios hasta hacer que su aliento rozara el oído del otro y susurró— Mi olfato me dice que estas entrando en celo y si estás en este lugar es porque quieres que te den como una puta. Eso me gusta. Te prometo que no seré ruda, bueno, no tanto.

Jeon Yu se estremeció ante su toque, instintivamente queriendo alejarse, involuntariamente sintiéndose como un cachorro asustado.

—Yo… ya me voy —dijo con torpeza y bajó de la butaca. Sus piernas doblaron y fue atrapado por la alfa.

—¿Qué? ¿Por qué dices cosas y te lanzas a mí? Los omegas son tan graciosos —la mujer sonrió, sus dedos se clavaron en el abrigo marrón con fuerza, haciendo al omega soltar un quejido— Si un alfa es amable, solo bajas la cabeza y obedeces ¿por qué hacerlo difícil, bastardo?

—¿Quién es ella? —una voz baja y ronca apareció entre ambos.

La mujer levantó la cabeza y miró los ojos fríos del alfa. Se sintió perturbada por el aura dominante a su alrededor, sin saberlo soltó al omega.

Jeon Yu parpadeó ante la única opción que apareció frente a él, dio dos pasos y trastabilló, siendo sostenido suavemente por el alfa.

—Vamos.

Al salir, un estacionamiento cubierto por una ligera llovizna los recibió. Daba la impresión de caminar en medio de la niebla. Los árboles se mecían con la brisa, la música del antro se perdía bajo el sonido de sus pisadas sobre el asfalto. Jeon Yu avanzó dificultosamente hasta encontrar su auto aparcado a varios metros. Su mente soplaba sobre la bruma de las montañas, sobre el dolor incrustado en su pecho, sobre la idea de beber los supresores, sobre el alcohol en sus venas.

Sus piernas se entumecieron y cayó, el alfa lo sostuvo antes de golpearse.

—No me toques —Jeon Yu sollozó débilmente viendo el rostro difuminado del otro. Su mente dando vueltas—. No me toques. Yo soy de una gran familia… no puedo ser una vergüenza… yo… no puedo dejar que mi alfa sienta asco de mi… de estar sucio… yo…

—Estas ebrio.

—¡No estoy ebrio! —intentó levantarse, no pudiendo si quisiera mover coherentemente las manos. Estaba a tan poco de conseguir los supresores, aún así…— Solo soy un inútil, todo sale mal, no puedo hacer nada bien. Mis pastillas…

Sus palabras se ahogaron al sentir sus feromonas extendiéndose a través de la llovizna. La parte inferior de su cuerpo se humedeció y punzó, dando el veredicto final. El omega olfateó las feromonas de alfa reaccionando a las suyas. Las pupilas azules del otro temblaron, el agarre apretándose inconscientemente, la manzana de Adán subió y bajó. El aroma mentolado, el alcohol y la fresa se envolvieron, embriagándolos.

—No me toques. Yo, al menos… quiero ser virgen para él, si al menos yo le entrego, yo podré morir por mis pecados, por querer soñar, por querer…

«Ser amado».

Estiró su mano hacia el auto, queriendo con todas sus fuerzas alcanzarlo. Ahogó un gemido al sentir el calor del alfa incrementando.

—No me toques, por favor…

Sintió una tela mentolada arroparlo. El alfa se había quitado la gabardina y lo había cubierto con ella, interrumpiendo su balbuceó.

—Hace frío y llueve. Te ayudaré a buscar la medicina, dime dónde está.

Jeon Yu quiso negarse, pero solo pudo llorar. El hombre pasó sus brazos por debajo de las piernas y sosteniendo cuidadosamente la parte posterior de su cabeza.

Mientras fue llevado, escuchó cosas como «Estarás bien» «Todo saldrá bien» «La medicina está cerca» «Solo respira».

En medio de su inconsciencia indicó las llaves del auto estaban en el bolsillo de su chaqueta. Escuchó el sonido «wi- pick» del control remoto quitando la seguridad de la puerta, la puerta abriéndose, su cuerpo siendo recostado en el asiento de atrás. Escuchó algunas preguntas sobre la ubicación y el nombre de las pastillas. El hombre puso una en su boca y apoyó la boquilla del frasco de agua en sus labios.

Después de beberla hubo un silencio.

—¿Con eso estarás bien? ¿Debería llamar una ambulancia?

—Es suficiente.

—Bueno.

El alfa salió y dejó la puerta trasera del auto abierta. Percibió el olor mentolado se mantuvo cerca, posiblemente sentado sobre la acera. La brisa seguía golpeando el cristal del auto, de vez en cuando escuchó un gruñido del alfa y susurros donde parecía hablar consigo mismo. Jeon Yu no pudo entenderlo. Después de un hora de llorar, quejarse y soportar la incomodidad de su cuerpo finalmente su respiración se volvió lenta y sintió su cuerpo volverse liviano.

—¿Mejor? —después de un rato, escuchó la voz ronca preguntar.

—Mejor.

—Bueno.

El omega abrió levemente los ojos y vio al alfa recostado en el tronco de un árbol. Su cabello negro caía desordeno sobre su frente, su rostro se veía blanco, su camisa estaba manchada. Su rostro se veía difuminado por la pesadez de sus párpados, aún así, sintió aquella persona lo veía fijamente.

—Gracias

El hombre no respondió en un tiempo.

—No deberías salir si estás enfermo, solo te pones en peligro sin razón.

—¿Qué? No estoy enfermo. Esto fue por culpa de tus feromonas. Aunque seas un vagabundo deberías llevar un supresor de feromonas, no es legal que estés en ese estado. Podrías ir a prisión y… diablos, no sé por qué estoy diciendo esto.

El alfa levantó la vista y clavó la mirada en el rostro sonrojado del joven.

—¿Qué es feromona? —La pregunta del otro hizo que Jeon Yu frunciera el ceño— ¿Esta ligado al olor de hace un rato?

Las palabras hicieron que el omega activara su mecanismo de defensa.

—¿Me estás culpando?

—¿Es tu culpa?

—Claro, la culpa siempre es del omega —Jeon Yu resopló y gruñó.

—¿Qué es omega?

Al escucharlo, Jeon Yu soltó una carcajada y negó varias veces. La risa venía cansada y sin gracia, demostrando el hecho de que pese se sentía sedado y agradecido, en realidad estaba preparándose para gritarle.

—¿Te estas burlando de mí?

—No.

—¿Hablas en serio? —Jeon Yu, luchando por mantenerse despierto debido al supresor miró otra vez las manchas en el cuello y la ropa del alfa— ¿Eso es… sangre?

—Hmm —Seong Ho habló tranquilamente—. Me golpee la cabeza y no recuerdo.

—¿Tú… no sabes qué es un omega?

—No.

—¿Y un alfa?

—¿Qué es alfa?

Jeon Yu abrió y cerró la boca sin poder creerlo.

—Diablos.


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