Keith estaba sentado en una silla en la esquina de una habitación que parecía un laboratorio de una película de terror.
Numerosos estantes llenaban las paredes con frascos y viales de diferentes colores. Podría jurar que algunos de esos frascos tenían contenidos que se movían, pero se le advirtió que no tocara nada si quería permanecer allí, así que se sentó obediente.
En medio de la habitación había una mesa mediana. Cassandra, Calla y otros tres sanadores de la Manada de Guardianes de la Medianoche estaban sentados alrededor de esa mesa y hablando de algunas cosas que no interesaban a Keith.