—¿Qué quieres decir con que no discutieron en absoluto? —exigió Sir Rupert, frunciendo el ceño mientras dirigía su mirada penetrante hacia su informante. La noticia de la reacción inusualmente tranquila del Príncipe Kael al enterarse de que su amante había pasado la noche sola con su propio hermano, Rafael, no le sentaba bien.
Dada la historia de Kael y la profundidad de su posesividad, cualquier indicio de que su Dora estuviera vinculada con otro hombre debería haber provocado una intensa e irracional respuesta, especialmente de Rafael, que siempre había sido su rival natural. La reacción de Kael debería haber sido explosiva, marcada por un interrogatorio o, al menos, una muestra de desdén frío. Sin embargo, según el informante, nada de eso había ocurrido.