Afuera del tribunal, todo parecía desvanecerse al fondo mientras Gregory Savoy salía, con una sonrisa arrogante y satisfecha estampada en su cara. Ajustó su corbata con un aire de confianza, deleitándose en su momento de victoria. Esto era un primero en muchas cosas en lo que a él respectaba.
Miró a Otoño, quien estaba a unos pies de distancia, sus puños apretados a sus costados, sus ojos ardían con furia y frustración. Esto era lo que le gustaba de ella. Daba reacciones tan honestas. Siempre estaba hipnotizado por ellas.
Incapaz de detenerse y sin siquiera querer hacerlo, caminó hacia ella y puso una mano en su hombro. O al menos lo intentó. Parecía haber desarrollado un radar contra él y saltó hacia atrás justo antes de que él pudiera tocarla. Y entonces ella lo miró con hostilidad. Él sintió un escalofrío de emoción ante su expresión. Tan adorable.