—Seb se deslizó en la cama temprano en las primeras horas de la mañana —murmuró—. Al mirar a la bella durmiente en su cama, sintió que su cansancio casi se disipaba —suspiró—. Nada podía superar la sensación de volver a casa con Olivia. Y luego sacudió su cabeza ante sus propios pensamientos —pensó que afortunadamente, nadie podía oír sus pensamientos, porque si supieran que estaba expresando tanta poesía, nunca escucharía el final de las burlas.
Por un momento, justo cuando estaba a punto de atraerla hacia sus brazos, dudó. ¿Debería perturbar su sueño? Suspiró. Podría mirarla dormir todo el tiempo y se levantaría sintiéndose renovado. Entonces, ¿por qué moverla? Pero incluso en su sueño, parecía percibirlo. Entreabrió los ojos y lo miró antes de sonreír y hacerle señas para que se acercara.
—Justo cuando se inclinó hacia ella —murmuró—, ella lanzó un brazo alrededor de su cuello y lo atrajo aún más cerca, murmurando su nombre suavemente, "Sebby".