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—Se siente... peculiar —murmuró Olivia, su mirada se mantuvo un momento más en el plato de cazuela que Seb acababa de poner delante de ella. Seb, notando su expresión aprensiva, levantó una ceja mientras se deshacía de sus guantes y se acomodaba en el asiento frente a ella. —Ni siquiera has probado el plato y ya lo estás llamando peculiar. Me hieres, ¡Olivia Brown-Frost!
Olivia rodó los ojos al verlo llevar una mano a su corazón y pretender estar herido. —¡Basta de teatros! ¡Sabes que no estoy hablando de la cazuela!
Seb rió, fingiendo inocencia —¿Estás diciendo que me siento peculiar, Olivia Brown?
—¡Cállate ya, Seb! ¡No estoy hablando de ti! ¡Deja de hacer eso para distraerme! ¡Estoy hablando de nosotros! —gruñó Olivia mientras tomaba el cucharón y se servía de la cazuela.