(Desde la perspectiva de Demetrio)
Todos esos momentos se sentían como una eternidad. Podía oír, estaba vivo, pero no podía abrir los ojos. Podía sentir caricias, podía sentir su caricia, cada vez que acariciaba mi cara, me besaba, me abrazaba, pero no podía hacer nada. Yo también quería abrazarla, besarla y simplemente hablarle, decirle que todo estaría bien. Pero sabía que tal vez no sería así.
No hubiera sabido lo que estaba pasando a menos que ella me lo contara todas esas veces que venía aquí. Cuando no lo hacía, sentía como si la oscuridad me consumiera.
Y luego, hoy pude abrir los ojos. Con el agudo dolor en mi hombro, la cálida caricia de sus manos, y esa mirada en su rostro... Era como una criatura diferente. Tenía colmillos, mi sangre estaba en sus labios, goteando de sus colmillos. Sus ojos azules tenían pupilas rasgadas y su lengua era bífida y delgada. Pero era ella.